martes, octubre 18, 2005

ALGARROBO

Hoy, martes 18 de octubre de 2005, a poco mas de tres dias en que en el interior de miPcia se abriera otra canilla en el oeste formoseño, para abastecer de agua subsionada a casi 500 mts de profundidad, con la algarabia de todos los pobladores de la zona, la presencia de nuestro barbado dueño del sillon de Fontana, (descubridor de Formosa), el Gobernador de la Pcia, la sonrisa de la labor cumplida de quienes han hecho posible dicho trabajo, y no quiero dejar pasar ni dejar de pensar en lo que se ubiera conseguido, si 20 años atras, al comienzo del camino de la democracia, de esta misma manera, pero, tambien con la presencia de nuestros pobladores, los ubieramos inducidos a que el monte es sagrado, como bien dijera en al pizarrón mi primer Maestro en la escuela primaria alla por el 55. Años duros tambien...!
"SI EL ARADO NO ANDA... NO COMEMOS...!"
Hoy diría, sabias palabras... Don Sirena!, nada mas que cuando Ud., nos hacia escribir en el cuaderno, no sabiamos porque nos las hacia escribir. Hoy, sí... se...!
Lo que he volcado aqui, no tiene nada que ver con el agua a la que me referí al comienzo, sí tiene que ver con la falta de humildad del hombre, quien fue creado a imagen y semejanza, pero sin sabiduria. Y como digo en un parrafo en la nota del autor.
“No comerás de este árbol, árbol de la sabiduría, de la ciencia del bien y del mal…”,
Pero... fue mas fuerte que nuestro intelecto... no solamente no tenemos sabiduria, sino que la ciencia la aplicamos mal...

ALGARROBO

Frondoso, altivo, duro y humilde, describe al señor del monte norteño. El desacompasado toc… toc, que quiebra la quietud silente del monte, indica que no es un pájaro carpintero, ahuecando su tronco…
Indica que es el hachero, que esta marcando el fin de un milenario miembro del monte. El Algarrobo.
De corteza dura, con la que el aborigen hace ungüentos para sus males, por ser resinosa y a la vez, contener la sabia de la vida del monte, bañada durante miles de años por el húmedo y continuo roció existente en ese ambiente, en donde el sol, solamente ingresa a pedacitos, formando un enrejado de laminas doradas entre su follaje, y dejando que éste, caliente lo necesario la hojarasca en la que se encuentra su tierra y asentado.
Sus ramas, elevadas hacia lo alto, como pidiendo clemencia al Gran Hacedor, albergan entre sus horquetas a zorzales, gorriones, calandrias, tordos y un hornero, aun sin terminar su obra, cual si estuviera avisando que no es eterno el lugar elegido para su nido.
Una semidormida yarará, desenrosca su letargado cuerpo en busca de refugio a la caída del gigante montaraz.
Bajo ese enjambre de finísimas hojas, cual ñandutí tejido por años al amparo del tiempo, dando sus últimos frutos, vainas que fueron usadas por los “wichi”, “tobas”, “guaranies” y “matacos”, etnias todas que hoy tiene la misma suerte que el árbol, aborígenes hacendosos, quienes elaboraron la “chicha”, para su propio néctar, hoy están diciendo, viéndolo caer, que no están derrotados.
Aun así, sintiendo temblar en cada toc… sus entrañas, se siente altivo, no esta aun caído, y, si en suerte le toca ser parte del montón de rollizos que irán a un aserradero, sabe que será para convertirse en mueble de noble madera, y admirado, al servicio del hombre.
El costo de esta madera, no tiene precio, no por lo que valga como madera, sino que no tiene costo porque no se ha hecho aun, el último féretro.
El lúgubre silencio del monte, se llena de ruidos al chocar su follaje contra el suelo que lo amamantara, y, en un lastimero crepitar de ramas, rompiéndose en intrincadas formas, para dar vida a otros…
Ese canto lastimero, se convierte en grito…, fuerte…!, como queriéndolo silenciar en el “zapucai” del hachero, quien subido a su tronco, con los pies descalzos, para sentir los últimos latidos de ese gigante y alzando el hacha al cielo, cual desafió confeso del mal beneficioso que ha hecho, como pidiendo perdón a la madre naturaleza, porque ha concluido con la misión que recién comienza. Dar muerte a la madera para que otros vivan…

NOTA DEL AUTOR:

Fue hecho este poema al “Algarrobo”, en octubre de 2005, fecha en que se ha encontrado agua en el oeste formoseño a mas de 500 mts., de profundidad, pero no se ha plantado un solo plantín de este tipo y otros del mismo género, como ser “Quebracho”, “Urunday”, “Lapacho”, “Palo Santo”, “Itín” (“espina corona”)…!, y otros árboles que han colmatado ríos en inundaciones, han dado vida, al hoy desertizado oeste formoseño, y han peleado cuerpo a cuerpo al fuerte viento norte, señor y amo de la llanura norteña argentina. Desde el primero que se ha volteado. La inequidad manifiesta en que vive el hombre, hoy a él mismo lo golpea. Falta de sombras, altas temperaturas, montes secos, bajos y pelados, desiertos, campos sin lluvias, magras cosechas, cambios meteorológicos inexplicables, y hoy, habla de que somos los dueños de la tecnología, porque con la ayuda de una bomba, extrae agua del fondo de la tierra, sin darse cuenta que tendría que haber cuidado a la que esta arriba. Chips, que el día de mañana, nos dará de comer, como el algarrobo sus vainas, y remedio de su cáscara…
“No comerás de este árbol, árbol de la sabiduría, de la ciencia del bien y del mal…”,
pero… fue mas fuerte que nosotros… queremos el fruto, la ciencia, la sabiduría, el bien, sin darnos cuenta que nos hacemos mal a nosotros mismos…

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